El día 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, y con motivo de ello vamos a repasar qué acciones podemos tomar en nuestro día a día para poner nuestro granito de arena en cuanto a alimentación se refiere. La cadena alimentaria tiene un innegable efecto sobre el medio ambiente, desde que decidimos qué vamos a comer ese día, hasta que vamos al supermercado, lo preparamos y nos lo comemos. Por ello es importante tomar consciencia de todo aquello que rodea al proceso e intentar así cuidar nuestro planeta. La población del mundo entero ha crecido vertiginosamente en el último siglo, y con ello la disponibilidad de alimentos se ha convertido en una prioridad para asegurar el bienestar de la población.
En primer lugar, la producción alimentaria se ha industrializado de forma acelerada desarrollando nuevos sistemas alimentarios, cuyo objetivo es la producción masiva de alimentos para abastecer a toda la población. Estas nuevas cadenas de alimentación tienen un gran impacto medioambiental, concretamente la industria cárnica es responsable de alrededor del 25% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero contribuyendo en gran medida al calentamiento global. Además, esta industria consume enormes cantidades de agua potable, arrasando así con más del 50% de este recurso tan valioso.
Otro factor a tener en cuenta es la comercialización y distribución de los alimentos. Nos hemos acostumbrado a tener todo tipo de alimentos en cualquier mes del año, algo que era impensable en la época de nuestros abuelos. Por ejemplo, hoy en día encontramos mangos, aguacates, naranjas o fresas, en las baldas de nuestro supermercado en cualquier época del año, y esto es gracias a los cultivos de invernadero y a la globalización. Los numerosos alimentos que no se pueden encontrar de forma local se importan de los países más exóticos tras largos trayectos, tanto aéreos como terrestres, contribuyendo así a la huella de carbono.
Para continuar, un factor estrechamente relacionado con la alimentación y que conlleva un gran impacto en el medio ambiente son los recipientes y envoltorios que acompañan a nuestros alimentos. Generalmente, estos embalajes suponen grandes cantidades de plástico que en la mayoría de los casos es innecesario. En 2017 se generaron 348 millones de toneladas de plástico en todo el mundo, y sólo en la Unión Europea el plástico utilizado por las empresas de packaging representa un 40% del plástico total generado. Y aunque hoy en día gran parte es reciclable, convertir estos residuos en nuevos envases de alimentos es todo un reto. Una de las razones por las cuales este proceso puede resultar complicado de llevar a cabo es que el uso de envases reciclados puede suponer nuevas fuentes de contaminación alimentaria. Además, cuanto más se utilice y se recicle el material, más rápida es su degradación, lo que puede aumentar el riesgo de migración de los químicos del material al alimento.
Por último, el desperdicio de alimentos es una amenaza real que afecta tanto a la seguridad alimentaria y a la economía como al medio ambiente. Se calcula que aproximadamente un tercio de todos los alimentos producidos para el consumo humano (1.300 millones de toneladas de alimentos comestibles) se pierde y desperdicia cada año. Los países desarrollados son responsables del 56% del desperdicio mundial de alimentos, en el que un 40% se da en la etapa de consumo. Esto es después de la preparación, cocción, o en su posterior servicio, incluyendo aquí todos los alimentos descartados por sobrepasar la fecha óptima de consumo.

En conjunto, cada escalón de la cadena alimentaria tiene un gran impacto medio ambiental, por lo que todas las pequeñas elecciones que hagamos en el día a día tendrán un efecto acumulativo en el medio ambiente. Estas son algunas de las acciones que podemos empezar a implementar alrededor de nuestra alimentación para reducir nuestra huella medioambiental:
- Intenta reducir el consumo de alimentos de origen animal, priorizando las legumbres como fuente proteica principal. Podemos empezar con un día a la semana en el que no consumamos carne, por ejemplo, el ya famoso movimiento de “lunes sin carne”. De esta manera, nos iremos dando cuenta de que es más sencillo de lo que parece evitar estos alimentos y estaremos más motivados a probar recetas nuevas, y si es con las legumbres como base principal mejor que mejor. No hace falta ser vegetariano/a estricta para ayudar al medio ambiente, se pueden llevar patrones dietéticos menos restrictivos, pero con un gran cambio medioambiental. Si no sabes cómo hacerlo te animamos a que te pongas en contacto con un profesional. Los nutricionistas que usan Mefood tienen muy sencillo pautar planes de alimentación para este fin concreto.
- Elige alimentos de temporada y de producción local que no hayan tenido que recorrer cientos de kilómetros para llegar hasta el punto de venta. Además, de esta manera no solo contaminaremos menos, si no que ahorraremos dinero, ya que los alimentos de temporada y producidos localmente son más baratos. Una buena opción es acudir al mercado más cercano y hacer la compra allí, así apoyamos la producción sostenible.
- Evita aquellos productos o alimentos que se vendan con un exceso de plástico, priorizando alimentos frescos en los que se pueda evitar por completo cualquier tipo de envoltorio. De esta forma, no solo estaremos cuidando el medio ambiente, si no también directamente nuestra salud, ya que los productos frescos como las frutas y las verduras se pueden comprar a granel, mientras que los productos ultraprocesados siempre vienen acompañados de algún tipo de material protector.
- Utiliza siempre bolsas de tela, ya sea para hacer la compra o para cualquier otra actividad. Una buena idea es adquirir un set de bolsas de diferentes tamaños de algodón que nos sirvan para hacer compras a granel y poder reutilizarlas todas las veces que hagan falta. En el caso de las bolsas de basura, siempre podemos recurrir a aquellas que han sido elaboradas con material reciclado, e incluso ya hay opciones biodegradables.
- Planifica tus comidas. Elabora la lista de la compra con antelación acorde con todos los platos que quieras preparar a lo largo de la semana. De esta manera evitaremos el desperdicio de alimentos y compraremos solo aquello que vayamos a consumir.

Un largo camino comienza con un pequeño paso. Entre todos podemos lograr grandes cambios para nuestro planeta si implementamos alguna de estas propuestas. ¡Empieza hoy!
Referencias
Geueke, B., Groh, K., & Muncke, J. (2018). Food packaging in the circular economy: Overview of chemical safety aspects for commonly used materials. Journal of Cleaner Production, 193, 491–505. https://doi.org/10.1016/j.jclepro.2018.05.005